Yo hablo, tú calla; tú
hablas, yo escucho. Él discute, los otros dialogan; nosotros seguimos hablando,
vosotros seguís enzarzados en el tema, ellos disparan.
Y ella, que ya no puede
aguantar más, dice:
-Vamos ya, callémonos. No
quiero hoy seguir hablando del tema. Estoy hasta las mismímas narices.
Pero no disparan para salir
corriendo, sino que disparan de apuntar y arrojar bombas inteligentes y otras
más que bestiales, en forma de palabras que dejan el asunto sin solución y al otro como culpable…
Mientras, fuera de ellos dos,
siguen muriendo los de siempre y matando los que, aparentemente han de poner
paz.
¿Quienes son esos dos? Fácil
de adivinar, tú y yo, el marido y la mujer, los dos novios, dos escolares, dos
políticos rivales en el parlamento e íntimos, compartiendo copas en el mesón de
los que las eternas esencias. Y así nosotros morimos cada día mientras ellos
matan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario