Imágenes, como esta, que a
uno le sugiere de inmediato muerte. Muerte qué es una palabra qué no nos gusta, sabiendo. Que tarde o temprano nos la vamos a encontrar de
compañera. Y aunque no queramos pensar en ella, es ley de vida. Nadie escapa de
ella.
Es más. En muchas ocasiones la muerte es necesaria. Tiene
que morir el egoísta ambicioso o interesado que está dentro de nosotros. Tiene
y debe morir el orgulloso, el avaricioso
y el envidioso que pasan por la vida haciendo daño a los demás. En un jardín de
vez en cuando se cortan los machos viejos, las ramas marchitas y cualquier
tronco podrido. Alguien o algo deberían saber cortar esas cosas negativas que
nosotros, los humanos, no solo cargamos y nos producen peso si no también con
la que molestamos y a veces matamos a otro que no tienen culpa
Ha habido quienes han gustado de morir por la patria. Los hay
también quienes matan y mueren, para ir
al paraíso. Lejos de estos, mencionados por ultimo, los hay quienes, doblados como viejos
mendigos, chocando las rodillas y tosiendo como viejas, prefieren salir del
lodo en el que se encuentran y buscar, si lo hay, un sitio en la “nube”, pues tanto derecho
tiene la informática como las personas a buscar el lugar de reposo donde hacker
alguno pueda molestar. Para ellos sería entrar en un descanso merecido.
Como dice el
poeta: LA muerte, la
muerte, la muerte. Trazo, racimo seco, estampa,
sobre el reflejo azul del cielo quedó tu nombre .Como simple fábula del pasado,
mientras que ahora a cada palabra mía es tu voz, Tus ojos a cada
mirar, a cada paso tu eco quien levanta lLa
sombra de mi cuerpo.
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