Que hay momentos para la
alegría y otros para la tristeza, ¿quién
no lo sabe? Para derramar toda la alegría contenida, sin duda, el Carnaval.
Y otra vez una llamada telefónica les
puso en guardia:
- Tenemos que vernos para el carnaval. Pero ¿no
acabaron ya el mes pasado?
- Sí, claro, pero hay que
empezar a preparar los del año próximo.
- Ya habrá tiempo. Todavía es
temprano para el asunto.
- Chico, me parece que con
esa postura ya te estas poniendo viejo para participar en la fiesta que hace
jóvenes a los centenarios y vuelve parranderos a obispos y cardenales.
- Sí, es cierto que nos rodea
un manto de tristeza en nuestros barrios. La gente sigue sin conseguir trabajo
y, mientras, unos cuantos se apuntan títulos obteniendo cualificaciones
superpositivas sin tener que presentarse a exámenes, y otros, en dos años,
consiguen sacar con nota alta los cinco cursos de la carrera universitaria.
- No, no te preocupes. Si preparamos nuestro espectáculo con
ganas puede que no haya dinero para abrir pozos donde andan buscando agua, pero
a nosotros el dinero no faltará. Es una fiesta. Y eso interesa a los de arriba.
- Mas somos independientes y diremos en voz alta todo lo que
mucha gente cuchichea al oído del otro.
- Eso sí. No podremos permitir
violencia de género o de cualquier tipo. Nosotros, simples mortales, sin
títulos ni prebendas estamos asombrados y perplejos por el aumento de la violencia de género y los de arriba siguen
impasibles el ademán.
- Habíamos salido del mapa del hambre. Hemos regresado a él.
Será una de las cosas que tendremos que decir y denunciar. Una carroza
simbolizando el hambre en el mundo. ¿En el mundo? Vale, pero sin olvidarnos de
Tenoya, la Paterna o el Almatriche.
- Me jode mucho todo lo que se está diciendo. Crece entre
nosotros la desigualdad social, pero a niveles de grandes barrancos. Mientras
un buen grupo de los de abajo han cavado hoyos de hasta 12 metros donde viven,
otros grupos de los de arriba han levantado edificios de hasta 73 pisos. La
proporción es bestial. Pareciera que estás gritando: ¡Viva la desigualdad!
- Y se nos tiene que conocer aquí por: nuestra lucha y
acciones por acercarnos a la igualdad y romper esas fantasmales divisiones. Y
el Carnaval está también para eso. Por ello hay que mover el culo desde ahora y
no dejarlo para empezar en septiembre.
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