Cuenta que, cuando por la
mañana entra en el baño y se coloca ante el espejo, ve a un señor que le observa
con seriedad y talante enfadado; él, mirándole fijamente y con ternura, le
sonríe, hasta que termina diciéndole: “Gracias a la vida que me ha dado
tanto...” y, saludándole, sale del baño, no sin antes ver cómo aquel señor
serio que se encontró a su llegada está ahora con cara alegre sirviendo el desayuno.
Ya tiene sus años. Ha
trabajado duro y se ha dejado la piel por el camino. Y hace poco, ha aprendido
a abrir las puertas de su vida a las sorpresas. Y lo asume conscientemente: “Nunca
es tarde para darse uno cuenta que la vida está llena de retos y oportunidades
a cada instante. Y lo que se trata es de
gozar de esos momentos”.
"No dejes que la
sorpresa en tu vida se vaya, deja a cada instante que el sol ilumine tu rostro,
escucha el cantar de los pájaros, admira la belleza de la flor, que vive tan
sólo para darte tiempo de que la admires. No dejes que la sorpresa en tu vida
se vaya, búscala en cada mañana, en cada despertar. Agradece el milagro de
estar vivo y nunca pierdas la esperanza. Sigue tu camino, a pesar de lo que los
demás puedan opinar, estás vivo, y eso es lo que cuenta".
John Henry Newman
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