Allí donde el sauce llora
sobre el río, busco yo la luz que ilumine mi caminar. Allí donde la sombra tapa
el sol y el llanto, paradójicamente busco yo la luz. Y la busco porque estoy
convencido que, en estos momentos, sol va a surgir del silencio. Y es que en mi
mundo de cada día voy perdido. Afuera en la calle todo parece disperso e
inquieto y las luces parpadean mareadas entre humo y vapor. Un humo, que no es
sombra. Y así llego a descubrir que solo el profundo y eterno Silencio engendra
luz, y que, bajo ese sauce, podré encontrar una sana convivencia con el
silencio y la luz.
Tú que me ves, me escuchas o
me lees, no descuides el silencio, no lo abandones y entrégate. Respira el
silencio y déjalo respirar. El silencio siempre dice la verdad sobre ti y el
mundo. Escúchalo y ámalo.
El Silencio es nuestra
verdadera esencia que está más allá del callar y del hablar, más allá de
cualquier palabra, sonido, imagen. Siempre más allá… esperando y recibiendo
todo y todos.
El Silencio profundo es
nuestro refugio y allí, donde el sauce llora sobre el río, allí siempre nos
encontraremos con él.
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