Hoy, estoy en ayunas: estamos
en Ramadán y Shabat. Cien personas han muerto en la tierra de Lezama Lima. A
Netanyahu se la han ido las cosas de las manos. Estoy en ayunas, escribo un
poema a mi tierra cubana: ser cubano es una identidad. Una identidad que tira
a cuestas con el bongó. Han muerto cien hermanos en el paraíso, secuestrado por
la dinastía. La dinastía caerá en réquiem como bien dijo Belinda Marsans,
mientras entregaba su baile a mi primo. Han muerto, a ver qué hace el sucesor.
En la otra punta del mundo, discuten sobre Netta Barzilai y su predicador
del tiempo moderno: Netanyahu como el tirano, que frivoliza con el Estado de
Israel. Netanyahu y su política deben respetar. Deben tener educación y
empatía. A las fuerzas de seguridad que mataron, a los manifestantes, se les
fue de las manos. No hay necesidad de matar, suponiendo que
quisieran parar a los manifestantes (por orden y mandato del rey
republicano que le quedan dos eurovisiones para dejar de ser presidente, dicho
sea de paso) existen otros mecanismos como las pelotas de goma. ¿Israel no
tiene pelotas de goma?
El gobierno de Netanyahu se
está comportando como el pesado del patio, que se apropia de la pelota y no
quiere compartirla con sus compañeros. El suspenso del profe, ya, lo
tiene. La gran mayoría de la sociedad civil de Israel, sí, está por la labor de
compartir la pelota. De convivir. De amar. De abrazar. De romper el ayuno con
el palestino. De dialogar. Israel es lo que es. Esas naciones, ambas, Palestina
e Israel, están condenadas a convivir más allá del odio del pasado. El pasado
es una simiente de odio, de egoísmo sembrado en la madera de una mesa
imperialista. Hay judíos que se niegan a la simiente, no creen en este Israel.
Creen en el Israel del Mesías, viven esperando. Viven. Vivieron. Tuvieron a sus
hijos en esa tierra. Son de esa tierra. Otros apedrean al personal. Otros no
dialogan. Otros tienen miedo. Otros no quieren dialogar. Otros-no todos- se
cierran en barrios de sabiduría, sin conocer a Maimónides: ese sabio, el rey de
los sabios que abrazó a cristianos, judíos, musulmanes; y a todo aquel que
parara en su camino.
¡Maimónides no habría matado
a cincuenta personas! Maimónides se habría negado al odio, se habría negado a
la corrupción. Óscar Abou-Kassem emitió un interesante titular: ¿Y si
invitamos a Palestina a Eurovisión? Invitada está. Cantará con las voces
de Maimónides. No estarás solo, maestro. Fairuz cantará contigo. Yasmina Levy
cantará. Barbara Streisand cantará: ¿escuchas esa voz?
El mundo ha firmado la paz,
eterna y democrática: Maimónides ha cantado con ella. Continúa cantando. Levy
quiere tocar el Qanun. Fairuz le enseña. Fairuz aprende ladino, mientras
enseña.
Todo evoluciona, progresa.
Nos ayudamos, nos
solidarizamos; somos ciudadanos civilizados, buenos humanos.
Publicado por Sikabi
Cohen en el blog Casandra y Apolo
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