jueves, 31 de mayo de 2018

La charca


La lluvia había sido torrencial. Después de tantos meses de sequía, de tanta sed, la tierra se empapó con tanta avidez que aquel cauce seco y pedregoso se convirtió, por unos días, en un torrente. Pero todo acaba volviendo a su ser. Cuando abrió el cielo y las nubes se alejaron hacia el Este, un pequeño lago se había formado en lo que antes era un secarral. Poco tardó en reverdecer a su alrededor. Los juncos coparon las orillas y el reflejo de los árboles cercanos en las aguas mansas relegó en color pardo de la tierra seca a la memoria.

La vida se agarra a la mínima esperanza.



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