“Es lo que nos toca”,
decimos. Pero la verdad es que la realidad en muchas ocasiones es dura, dura
realidad que nos cuesta admitir y aceptar como es. ¿A quién no le cuesta
aceptar la enfermedad, un accidente, perder el puesto de trabajo, aguantar una
mentira que se ha cernido sobre nosotros?
Mi abuela decía: “Es que
estamos hechos de barro, mi niño y cada vez que tropezamos algo de nosotros se
estropea”
Sí. Que hay que aceptar las
limitaciones y errores, de acuerdo. Pero ¿no será eso una comodidad? ¿No hay
cosas que podemos cambiar?
Ahí tenemos a los del PP
cambiando todo y así, dicen, han mejorado la sociedad. Ahí tenemos a los del PSOE
oponiéndose a todo para que las cosas no marchen peor de lo que están, dicen.
Ahí tenemos a tantos jóvenes apretando los codos para poder tener una
titulación universitaria que les de algo de seguridad para mañana. Sí, hay
realidades negativas que sí podemos y debemos cambiar. Y, aceptando lo que no
se puede cambiar, somos libres para hacer un mundo mejor, donde mejore el
trabajo, la justicia, la salud, la educación, el respeto a la diversidad, la
defensa de los derechos humanos, la libertad, la ecología, la vida en suma.
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