Fede suele recriminarse con
frecuencia su torpeza. Y casi siempre se echa a sí mismo las culpas de lo que
le pasa. Por eso me extrañó mucho cuando me dijo que se estaba entrenando para
ser feliz.
- ¿Cómo es eso?
- Sí. Es igual a cuando te decides por mantenerte en forma, y
coges el hábito de “todos los días al levantarme voy a correr media hora”.
- Pero la felicidad no es un hábito. Es algo más de dentro de
uno que va surgiendo, por ejemplo, en momentos que tienes que tomar posturas
ante la vida,
- Sí, pero para mí es importante tenerlo como un objetivo a
alcanzar
- ¿Cómo un objetivo? No te entiendo.
- Lo que quiero decirte es que como ya estoy harto de
criticarme mis torpezas, pues ahora, he reflexionado sobre mis errores, y ya
está bien; tengo que ser capaz de hacer otra vida para mí y mi objetivo será el
ser feliz, el estar a gusto y no pasarme el rato lamentándome.
- Bueno, sí. Me parece una idea fantástica. Tener siempre
como meta una cosa, en tu caso el ser feliz. Pero ¿es lo único? ¿a costa de los
demás, que también queremos ser felices?
- ¡Qué no, tío¡ ¿Tú no sabes que las personas podemos
cambiar? Sí, sé que hay momentos duros en la vida, pero no quiero dejarme
derrotar por los que puedan venir. Deberías estar más contento pues quiero
cambiar de estilo.
- No, me parece genial que cambies de postura. Asumir las
cosas como vengan, no culpar a nadie etc.; son cosas estupendas que me alegro
si te salen de dentro. Conformarse con el sufrimiento, asumirlo, rebelarse,
negarlo, justificarlo, culpar a alguien, culparse uno mismo..., así no
resolvemos los problemas. Es cojonudo hayas decidido este camino. Y te lo voy a
recordar, cuando pongas la marcha atrás.
Quizá esa es la actitud adecuada...lo importante es buscar la felicidad (el otro no ayuda mucho eh!)
ResponderEliminar