No quiero escuchar más traiciones, corrupciones, robos y sinvergüenzadas de
los poderosos, de aquellos que paradójicamente hemos elegido para que “se
entreguen en cuerpo y alma” a nuestro bien común. Yo solo quiero al levantarme,
y mientras desayuno, escuchar música y ejercitar mi respiración. Quiero respirar
fuerte, tomar bien el aire y soltarlo con suavidad y que, estando así liberado
y equilibrado interiormente pueda seguir bailando al ritmo de la vida. De esa
vida que es la que sale de dentro de cada uno.
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