Algo que cada
vez se nos hace más difícil de entender: apostamos por la paz y los derechos
humanos y sin embargo cada año se renueva el material militar aumentando su
coste. En España, y de manos del Partido Socialista, aumenta en 7.000 millones
de euros. ¡Incomprensible!
Todos los países
europeos, y España no se salva dé ello, están intentando aumentar su capacidad
militar. Alegan que quieren ser más autónomos e independientes de los Estados
Unidos, así como de defender nuestra fronteras. Y cuando se habla de esto no se
está pensando en barcos ni aviones que puedan dispararnos y destruir nuestros
pueblos y ciudades. Defender nuestra frontera hoy significa protegernos de
aquellos pobres inmigrantes qué quieren escapar de la miseria, el terror y el
caos.
Y por ese
sumidero de gasto se nos va, al mismo tiempo, un dinero necesario para investigar
en los métodos, modos y maneras de ser autónomos en nuestra defensa y estar
seguros de nosotros mismos y con nosotros mismos.
Pareciera que ya
no es el tiempo de tirar muros. Ya no es el tiempo de practicar la vivencia de
la aldea global. Ya se acabó el tiempo en que éramos ciudadanos del mundo. Eso
era una entelequia. Una utopía que solo se ha hecho realidad para el dinero que
viaja sin visados y que no tiene leyes de devolución (ni en frío ni en
caliente).
Lo criticó en su
tiempo Carlos Marx: el dinero no puede ser más importante que las personas. ¿Pero
quién es capaz de defenderlo hoy en día?
Además, se me
olvidaba que Carlos Marx no está de moda.
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