Estuvo mucho tiempo vestida
de inocencia. Y todos la querían cómo se ama a un niño. De hecho bastante gente
de los pueblos de mis islas se fueron a vivir junto a ella y con ella porque
sabían que les iba a ayudar.
Así era Venezuela: abierta,
emprendedora, generosa, sabiendo compartir su riqueza con todos los pueblos que
la necesitaban.
Ella, sin pregonarlo y sin
alarde de ningún tipo, inició en este planeta Tierra en que vivimos el hecho de
la globalización. Era, con su quehacer, el principio de la aldea global. Así
era ella, derramando vino para alegrar el corazón de la gente y pura en todo su
interior. Vestida de inocencia, la gente la quería como se quiere a un niño.
Luego se fue vistiendo con un
ropaje desconocido, de tal forma que muchos le demostraban su cariño quedándose
con el tesoro qué pertenecía al pueblo.
En medio de tantos otros
pueblos que a su lado estaban desnudos, ella llegó a ser una reina con tesoros
por doquier.
Más dejándose llevar por
criterios placenteros y superficiales se fue desnudando mientras los de al lado
aprovechaban la ropa que ella tiraba.
Y ahora sus plazas solo la
habitan los pájaros cantando y sus huertos solo tienen como vecinos a sus
verdes árboles.
Hace poco un rayo de
esperanza quería sonreír, considerándose a todos los ciudadanos como hermanos e
iguales los unos a los otros. Hasta que un día apareció un grupo de locos
quienes, sintiéndose enviados por los ángeles con quiénes hablaban una noche sí
y otra también, creyendo que se saben el camino, han conducido al pueblo hacia
su descalabro final.
Y la esperanza sigue y, más
tarde o más temprano, se espera que el realismo internacional haga que las plazas y jardines tengan no solo plantas
y árboles sino también personas que canten y bailen.
Es difícil la situación de Venezuela. Su clase política pero sobre todo su gente es demasiado importante en el futuro y el cambio de lo que va mal. Si no creemos en las propias votaciones es que perderíamos todo mínimo poder, y pensemos que como ciudadanos cada vez tenemos menos. Las autoridades que se amarran al poder son dañinas. Toda dictadura es dañina. Pero la intervención ajena, especialmente de EEUU no ha mostrado ser mejor. Mi solidaridad y deseos de paz se vayan hasta esa tierra de árboles, aves, bella gente.
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