Su pueblo, ahora confinado en la reserva, fue en otro tiempo
grande y orgulloso. Su historia hoy está casi olvidada, aunque es una de las
mayores epopeyas habidas en el continente norteamericano. ¿Quién recuerda hoy
la historia del jefe Joseph?
Fue el último gran líder de los Nez Percé “Nariz Taladrada”,
como les llamaron los tramperos franceses que llegaron, tiempo atrás, a las
tierra que hoy conforman el estado de Idaho. Cuando los colonos blancos
desearon apoderarse de sus tierras surgieron los primeros conflictos. Una
espiral de agravios que, cuando Hin-mah-too-yah-lat-kekt -que era su nombre real en
su lengua- fue elegido líder de su tribu, comenzaban a tener tintes dramáticos
para su pueblo. De carácter conciliador, el jefe Josehp aceptó que su pueblo
quedara confiado en una reserva, a cambio de asegurarse una condiciones de vida
mínimamente satisfactorias. Mantener la paz era su prioridad.
Pero la ambición de los colones era tal que, prontamente, el
pacto fue incumplido y los abusos sufridos por los nativos demasiados como para
que algunos guerreros pudieran reprimir sus ansias de venganza. Pero Joseph era
consciente que tal acción era un cheque en blanco para que el ejército de
Washington masacrara a hombres y mujeres y, en el mejor de los casos, trasladar
a los pocos supervivientes lejos de sus territorios históricos. Ya había
ocurrido con anterioridad y volvería a ocurrir posteriormente.
La decisión de los líderes fue emprender una huida hacia el
norte, hacia Canadá, para quedar fuera del alcance de las tropas. Primero hacia
el este, a territorio Crow, y después ya directamente al norte, más de 900
hombre y mujeres, niños y ancianos, iniciaron su largo caminar a sabiendas que
iban a ser acosados en su huida. A vanguardia y la retaguardia grupos de
guerreros se ocupaban de asegurarse e intentar mantener lo más alejados
posibles a los soldados.
Durante
más de tres meses, los Nez Percé se enfrentaron, en condiciones desiguales, a
sus perseguidores, recorriendo más de 1.900 kilómetros, a través de Oregón,
Washington, Idaho, Wyoming y Montana, intentado evadirse de un enemigo,
pertrechado y con posibilidad de reponer armas y vituallas. Más de tres mil
soldados del ejército federal hostigaron a un total de guerrero que nunca
superó el número de 300.
El
5 de octubre de 1877, en las Montañas de la pata del oso del territorio de
Montana, a menos de 60 kilómetros de la frontera Canadiense, en un lugar
cercano a la actual Chinook, en el condado de Blaine, los supervivientes
Nez-Percé tuvieron otra alternativa que rendirse y entregarse a sus
perseguidores. No les quedaban alimentos, ni munición para sus rifles, ni
flechas para sus arcos.
60 kilómetros les separaban de la libertad, sesenta
kilómetros después de haber recorrido más de 1.600, en un otoño helado, por
territorios que les eran desconocidos…
Tiempo atrás, otro líder nativo ya había dicho:
"Hermanos: Nuestros asientos fueron anchos y los vuestros estrechos. Ahora vosotros os habéis convertido en un gran pueblo y nosotros apenas tenemos sitio para extender nuestras mantas. Os habéis apoderado de nuestra tierra, pero no estáis satisfechos...".
Chaqueta Roja, de la nación Seneca, en 1.805
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