Hay quiénes opinan que por
regla general lo que hacemos las personas al final no sirve y es destruido. Se
lo lleva el viento. Lo que equivale a decir que cuando nos vamos y
desaparecemos no dejamos huella alguna.
Es reflejarte en otros como si la vida fuera un simple reflejo
de la nada. O sea, que perdemos el tiempo intentando hacer cosas buenas.
Así pues entre más bebemos y
olvidamos, entre menos cultura tenemos más felices seremos. Porque tarde o
temprano cada cosa tendrá su llama. Lo que inventa el hombre está destinado al
fuego. La música está enfrentada al hombre. Los libros son barros que pisamos
en el camino y lo que hacen es llevar suciedad a nuestro punto de destino. Solo
nos hace felices saber que todo se diluye.
Una teoría que de seguro nos
hace a todos pasivos inconformistas y que logra que el otro mundo siga
existiendo.
Me ha gustado la reflexión. El otro mundo que existe es una gran inquietud. El mundo de la esperanza? Del ideal que nos mueve? un mundo de construcción permanente, de crítica, un espacio inacabado que moviliza alimentado por lo superficial, por el no saber, no bien, no humanidad. Puede ser una condición necesaria para buscar para construir en conjunto y de una vez por todas concretar ese anhelo de una humanidad justa y en paz. Un escrito que da para filosofar..
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