Paseaba descalzo por el
jardín cuando una rosa lo pinchó. A partir de ese momento mandó cortar todas
las rosas del jardín. Sus amigos le comentaban que eso era una locura y le
decían: Porque te hayas pintado con unas rosas no significa que las demás
te vayan a ser igual.
Pasa lo mismo en nuestra
vida personal: nuestro mérito no está en no caer nunca, sino en sabernos
levantar.
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