No me gusta estar tanto tiempo sin
pisar tierra firme. Estamos donde canta el gallo que llevamos a bordo y lo más
cerca que vemos son las estrellas que pueblan el universo.
En ese caminar hay momentos en que el viento nos empuja hacia aquello que a nosotros nos hace ilusión o bien nos hace retroceder recordándonos un pasado del que no sabemos si ocurrió.
Viviendo, como hacemos en el mar, no conocemos suficientemente bien los matices entre una estación y otra.
Lo que conocemos de ellas son justo
lo que parecen: postales. Notas escritas que expresan nuestros sentimientos y
fotos que nos lo recuerdan.
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