No me he declarado vegetariano. Pero cada vez como menos
carne. Y es que después mezclan las cosas de tal manera que menos ganas le
entran a uno. Si hay algo que me sabe mal, ni me atrevo a decirlo es el tocino.
No lo soporto. Sin embargo, mirar al cielo estrellado por la noche me da sensación
de compañía, mirar su azul celeste allá en el horizonte, rozando con el mar, crea
en mí una actitud de apertura al universo. Y mira por donde hay pueblecitos
españoles que son famosos por sus tocinos de cielo. ¿Qué haría yo en un lugar
como este?
No me cabe la menor duda que habrá más de uno
relamiéndose todo al leer dicho nombre en este post y deseando bajar a la calle
(¿a dónde se iría, a la carnicería o a
la pastelería?) a comprarse unos trocitos para el desayuno de mañana. Y, sin
embargo, a mí todo lo contrario. Una vez más se confirma que “para gustos están
los colores” y que muchas cosas que pasan en la vida ni son buenas ni son
malas, sino todo depende de la actitud que se toma ante ellas
No hay comentarios:
Publicar un comentario