De muchacho le decían
“tontaina”, “¡el tonto de Evaristo¡ No quiso estudiar y vagaba de curro en
curro. Hoy lo ves cada día entrar, tan
flamante y al mismo tiempo tan natural, con una mochila al hombro, en el
ayuntamiento de su pueblo.
“Tonto de lujo” le decían. Y
hoy sigue diciendo pamplinas desde el salón de prensa del ayuntamiento cuando
el alcalde no quiere hablar. Gana en el ayuntamiento un buen sueldo y hace
“teóricamente el mismo trabajo que un técnico cual es el de asesorar al
alcalde.
La diferencia está en que el
técnico ha estudiado, y Evaristo no. Y sigue habiendo una diferencia más
chocante, pues no parece tan tonta. Y es que cuando tiene que hablar en público
encarga al técnico de campo correspondiente prepare por escrito su
intervención. Al final, la diferencia está en que Evaristo es el cuñado del
alcalde y el técnico no pertenece a su familia.
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