viernes, 28 de julio de 2017

Real como la vida misma

De muchacho le decían “tontaina”, “¡el tonto de Evaristo¡ No quiso estudiar y vagaba de curro en curro. Hoy lo ves  cada día entrar, tan flamante y al mismo tiempo tan natural, con una mochila al hombro, en el ayuntamiento de su pueblo.

“Tonto de lujo” le decían. Y hoy sigue diciendo pamplinas desde el salón de prensa del ayuntamiento cuando el alcalde no quiere hablar. Gana en el ayuntamiento un buen sueldo y hace “teóricamente el mismo trabajo que un técnico cual es el de asesorar al alcalde.


La diferencia está en que el técnico ha estudiado, y Evaristo no. Y sigue habiendo una diferencia más chocante, pues no parece tan tonta. Y es que cuando tiene que hablar en público encarga al técnico de campo correspondiente prepare por escrito su intervención. Al final, la diferencia está en que Evaristo es el cuñado del alcalde y el técnico no pertenece a su familia.



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