“No soy político”, “no me va la
política”, “paso de la política” “todos los que se dedican a ella son iguales”
y un largo etcétera de expresiones similares son casi una fotografía de la
actitud de muchos ciudadanos y que, de una manera especial, se pone de
manifiesto cuando llegan las elecciones”.
¿Pasas de la política y estabas
ahora mismo protestando porque te han aumentado las horas de trabajo y no te
han subido el sueldo? Eso es un tema político. Todo lo que afecte al bien común
que nos interesa a todos es política. Otra cosa son los partidos y su política
partidista.
Y eso lo comentaba Roberto, un
vecino a quien todos conocían casi por ser el único que frecuentaba la
parroquia de su barrio. Partiendo de ello algunos le comentaban que la Iglesia
era otro rollo parecido pues se ha metido en espacios de poder que no eran su
vivienda natural, propiciando guerras de religiones hasta romper violentamente
la unidad de los cristianos amenazando con la cruz a los contrarios. Digamos que
compartía mesa y cena con quienes en su práctica habitual demostraban hacer
todo lo contrario a lo que dice el Evangelio.
A lo que Roberto comentaba: “Sí,
y eso suele ocurrir siempre que intentamos imponer la violencia doctrinal. Es
algo de lo que ya hemos salido de la iglesia en un alto porcentaje. Y ahora el
peligro está en otros fanatismos religiosos e ideológicos que intentan
imponerse, sin que aquellos encuentren su sitio”.
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