Muchos errores
ha cometido mi país en toda su historia. Y también muchas espinas hemos
pretendido olvidar, no siempre con éxito.
Parece como si
estuviéramos educados para que la historia no nos duela. Y el peligro de todo
ello es que, acostumbrados a itinerarios inseguros, nos volvamos un día nómadas sin metas ni
objetivos y, a la postre, sin referencias.
Sea larga o
corta la vida de cada uno, al final todo queda resumido en unas notas grises
que se conservan en la memoria. Que no se duerman los que con fechas y
narraciones, así como con poemas y relatos, nos hacen siempre presente la
historia de verdad.
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