Recordaba como si fuera ayer el tiempo
que vivió en plena guerra de vecinos contra vecinos. Salvo los que dirigían las
operaciones militares desde sus despachos y a golpe telemático los que estaban
en los campos de batalla vivían con el deseo de una mañana levantar con nobleza
su frente y contemplar como el sol lucía de una forma diferente.
Como
en todas las guerras cruentas pasa también en las incruentas. Vecinos que no se
llevan, compañeros que te ponen los traspiés, foreros que prefieren los demás
sigan su estilo, amigos que van aguantando un día y otro también los errores de
los demás hasta que un día revientan.
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