(Meses después del 8 de marzo y de
muchos “días” más)
Buenos deseos no faltaron ese día
para poder eliminar las piedras que hay en el camino para la igualdad de hombre
y mujer. No solo para que la mujer cobre igual que el hombre en el mismo
trabajo, sino para que también se note por los hechos y no por las palabras que
pueden dirigir empresas, bancos o puertos deportivos.
Buenos deseos son los de devolverle
la palabra no solo el día 8 de marzo delante de la catedral, ayuntamiento o
delegación del gobierno, todos seriecitos y con mirada compungida, sino en
cualquier momento del trabajo o de la vida dejar tomar decisiones, y que se
note que tanto monta monta tanto uno como otra y otra como uno.
Buenos deseos son los de fomentar
la independencia (no solo la autonomía) económica de las mujeres, sino
colocarla en el centro del emprendimiento y exigirle al abrir un negocio los
mismos papeles que al hombre.
Buenos deseos son hacer posible las
narraciones todas las tuyas, las mías, las suyas para hacer un nosotros
comunitario.
Buenos deseos son no solo escuchar
la voz de la Iglesia pregonando que todos somos hermanos, sino ver también sus
acciones empoderando a las mujeres a sus cargos de dirección.
Buenos deseos son no solo estar
atentos a los días internacionales de… y recordar ese día la carencia de
algunos colectivos, sino también luchar día a día para que, desapareciendo esas
carencias ya no tengamos que celebrar días internacionales de nadie.